Desde Metro de Madrid se lanza un concurso pera la creación de la marca que representará su centenario.
Antecedentes
Las obras del Metro comenzaron el 23 de abril de 1917 y como inspiración se emplearon los diseños originales de Antonio Palacios, aquitecto de las principales estaciones y bocas del metro madrileño.
Planteamiento
La marca apuesta por un necesario diseño disruptor aunque sobradamente reconocible; alejado de los símbolos nacidos de la ingeniería o la arquitectura, tan representativos de los años 80 en España. Tratándose no del rediseño de la marca Metro, convertida ya en un símbolo, sino de una marca temporal de aniversario, esta disrupción está justificada tanto por representación temporal como por la adecuación del servicio -y la marca- a los nuevos tiempos y los nuevos públicos, manteniendo referencias a la marca original.
Plasma tanto la verbalización de la marca, como los elementos materiales (boca de metro o túneles) y la evolución del medio a lo largo de los años.
Un 100 con los ceros representados de forma gráfica por dos emes -Metro / Madrid-. Las bocas del metro de Madrid son ya un símbolo en sí y trasladar a la marca este objeto favorece el reconocimiento, que el ciudadano ya asocia y asume como propio y cotidiano. Su simplificación viene acompañada de los detalles que hacen este símbolo único, la referencia a la marca metro y una alegoría a las decoraciones de sus arcos de forja.
Para la segunda eme (cero), si algo caracteriza a Madrid, dentro y fuera de sus fronteras, es su inicial y el color rojo de la bandera. Apoyada por sus formas representamos un Madrid moderno y dinámico con una gráfica que posee ciertas reminicencias a sus túneles.
La elección de colores y formas tampoco es casual. El rojo representativo de las distintas marcas de la capital, la modernidad. El gris, como representación de lo antiguo, del acero, de la industria. Todo ello conformado por unas curvas que hacen la gráfica amable, humanizándola y acercándola al público general.